miércoles, 1 de abril de 2009

El Carpintero Celestial


"Si el Señor no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican" (Salmos 127:1)."
Cualquiera estúpido puede derribar un granero, pero apenas un buen carpintero puede construir uno."
(Lyndon B. Johnson)
¿Lo qué estamos planeando para nuestra vida? ¿Edificarla o destruirla? ¿Hacerla prosperar o dejarla caída y derrotada en el camino? ¿Hacerla motivo de alabanzas o de vergüenza? Cuando no valoramos la vida que tenemos, ignoramos todos los tipos de atenciones necesarios para que se vuelva una vida victoriosa. Nosotros la tratamos con indiferencia, la relegamos a un plan secundario y, por supuesto, sufrimos las consecuencias de nuestros actos. Los vicios, las malas compañías, las malas costumbres, la frivolidad de una vida carnal y mundana, son formas rápidas y exitosas de echarse abajo una vida que Dios gustaría que estuviese de pie e irradiando el brillo de la felicidad. Pero no es ésa nuestra voluntad. Anhelamos, como también anhela nuestro Señor, que nuestra vida sea plena de éxito y de conquistas. Anhelamos victorias, realizar sueños, alcanzar a cada día un lugar más alto en las iniciativas. Queremos hacer de nuestra vida una construcción sólida yfuerte. Queremos que sea el mayor granero de bendiciones posible. Queremos que sea inalterable de tal forma que ningun estúpido o una estupidez la haga caer. Queremos que sea morada del Espíritu de Dios por todo la eternidad. Cuando entregamos a Jesus, nuestro Señor y Salvador, la tarea de construir nuestra vida espiritual, podemos quedarnos tranquilos en cuanto al resultado de la obra. Será bonita, bien pintada, bien acabada, digna de admiración y alabanzas de tantos cuántos la contemplen. Y, ciertamente, toda gloria será dirigida al Carpintero celestial, al Dios de amor, Àquel que edifica y nadie derriba, y cuya construcción permanece para siempre.